La noche del domingo 7 de julio de 1963, las familias que habitaban en la llamada “Plaza Monumental” salieron alarmadas de sus viviendas cuando se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo y avisaron por teléfono al servicio de bomberos.
Según un periódico presente durante el acontecimiento, las andanadas de Las Ventas comenzaron a arder a gran velocidad, sobre todo las que se corresponden a los tendidos cuatro y cinco, y el fuego comenzó a extenderse en círculo a lo largo de la techumbre y de las galerías de acceso.
Los efectivos que acudieron para apaciguar las llamas se encontraron con escasez de agua, por lo que tuvieron que establecer un servicio en cadena desde la calle Azcona (a un kilómetro de distancia), donde situaron un coche de captación para sustraer agua del canalillo. Casi trece horas después de su inicio, los bomberos seguían luchando contra dos pequeños focos del incendio.
Las llamas devoraron la circunferencia completa, las galerías de acceso y el tejado. Sin embargo, la estructura del edificio resistió y en apenas unos meses la plaza volvió a techarse.
Afortunadamente, no se cobró ninguna víctima y hoy, 55 años más tarde, la Comunidad de Madrid renueva los techos y cubiertas de la plaza de toros para asemejarlos a la construcción original.
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