Ya antes de Semana Santa lo anunciaba un estudio elaborado por el instituto Sondea: siete de cada 10 españoles consideran que la inseguridad de sus viviendas frente a los robos aumenta en periodos vacacionales. Lo extraño es que a pesar de esta creencia generalizada, un 76% de las personas admite no tomar ninguna medida de seguridad extraordinaria durante esta época. Y, además de ello, un 41% de los consultados en la investigación asegura que los ladrones podrían encontrar sus posesiones más valiosas fácilmente.
Por su parte, este estudio establece que las medidas de seguridad preferidas por los ciudadanos para protegerse son la alarma conectada a una central receptora en un 36%, la vigilancia privada (24%) y las puertas blindadas (12%).
Lo cierto es que el pasado domingo 27 de marzo, cuando miles de ciudadanos llegaron a sus casas después de Semana Santa, se encontraron con una sorpresa muy habitual: puertas abiertas, cerraduras forzadas, cajones revueltos y falta de pertenencias. Especialmente en la Región de Madrid, donde lo común es que se registren un par de denuncias por robos en una semana normal y, en esta ocasión, el dato se multiplicó por siete.
Como era de esperar, los objetos con mayor índice de sustracción son las joyas, el dinero en efectivo y los dispositivos electrónicos de no gran tamaño. Si hablamos de robos en trasteros, las bicicletas también son uno de los principales objetivos.
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