Aumentan los robos en segundas residencias costeras y descienden en grandes núcleos urbanos

Es evidente que la crisis ocasionada por la pandemia del coronavirus ha afectado a todos los sectores, pero no cabría pensar que los ladrones también se verían condicionados por esta «nueva normalidad». Lo cierto es que parece que los amigos de lo ajeno han tenido que cambiar sus estrategias y métodos de actuación, debido principalmente a los confinamientos domiciliarios y las restricciones de movilidad.

Así lo indica el último informe «Los robos en hogares asegurados. Datos 2019-2020«, elaborado por la Unespa bajo el lema Estamos Seguros. Este informe ha utilizado información de un año no natural, que abarca desde agosto de 2019 hasta julio de 2020, ambos inclusive.

Como era de esperar, el primer dato relevante que se observa es que se produjo un descenso significativo de los robos en los meses más duros del confinamiento (marzo y abril), puesto que la cuidadanía no podía salir de su casa más allá de lo estrictamente necesario, se restringieron los desplazamientos en todo el país y, por consiguiente, los robos se hicieron más difíciles para los ladrones. De este modos, la alternativa más factible fue centrarse en las segundas residencias, ya que no había riesgo de ser descubiertos y tenían más tiempo para ejecutar sus delitos.

En este sentido, normalmente las mayores probabilidades de robo se concentran en regiones con gran densidad de población, como la Comunidad de Madrid. Esta fue la primera comunidad en porcentaje de robos el año pasado y, por el contrario, en la muestra 2019-2020 ha bajado considerablemente en la escala, alcanzando una probabilidad del -14%. Lo mismo ha ocurrido, aunque más moderadamente, en el País Vasco. No obstante, Cataluña (territorio densamente poblado) se encuentra a la cabeza de la lista, con un 58% más de probabilidad de sufrir un robo en la vivienda que en el conjunto de España.

Los datos sugieren, por lo tanto, que el confinamiento ha jugado claramente a favor de los territorios con mayores densidades urbanas, y ha penalizado a aquellos territorios con una elevada cantidad de segundas viviendas. De este modo, las zonas más perjudicadas son tres provincias catalanas y Murcia, seguidas de Toledo y Huelva.

En cuanto a los municipios, también hay grandes diferencias. Las localidades costeras catalanas se sitúan en cabeza de la lista de posibilidades de padecer un robo en casa: Girona, Sant Cugat del Vallès, Barcelona, Mataró, Reus, Badalona o Santa Coloma de Gramanet.

Por último, si se distribuyen los robos en función del día de la semana en que ocurren, se tiende a pensar que los fines de semana se producen más debido a que las familias salen de sus hogares. Sin embargo, el lunes y los viernes son los días en que tiene lugar un mayor número de sucesos, en contraposición a los domingos, que son las jornadas más tranquilas.

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