Ya hablamos en una ocasión de algo que aparentemente es imposible, el fuego eterno, pero este mes hemos encontrado un segundo caso. Se tata de Centralia, una villa cuya extensión solo ocupa un kilómetro cuadrado, que se encuentra situado en el condado de Columbia (Pensilvania, Estados Unidos).
- “Peligro. Fuego bajo tierra. Caminar o conducir por esta área puede provocar graves heridas o la muerte. Presencia de gases peligrosos. El suelo puede hundirse repentinamente”
Actualmente, esta diminuta ciudad se encuentra totalmente despoblada como resultado de incendiarse una vieja mina de carbón que continúa ardiendo debajo de la misma. En 1962, un fuego fue encendido en el basurero al sudeste de la ciudad dentro de la fosa de una mina abandonada. Las llamas prendieron una veta de carbón y estas se expandieron por todas las minas situadas debajo del pueblo. Se intentó sofocar en varias ocasiones pero sin resultado alguno, de manera que siguió quemandóse entre los años 1960 y 1970, afectando a varias personas por el monóxido de carbono producido en el siniestro.
En 1979 la población se dio cuenta de la magnitud del problema cuando el propietario de una gasolinera insertó una vara dentro de uno de los tanques subterráneos para verificar el nivel de combustible y, al retirarla, se la encontró excesivamente caliente. Al comprobar la temperatura de la gasolina con un termómetro amarrado a una cuerda, descubrió que esta estaba en 78°C. Tras varios sucesos ocurridos a causa de la incertudimbre que despertaba el acontecimiento, en 1984 el Congreso de los Estados Unidos asignó más de 40 millones de dólares para la reubicación de personas hacia Mount Carmel y Ashland.
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