Archivo de categoría Incendios Históricos

Hace 50 años, exactamente el 1 de octubre de 1969 sobre las once y media de la noche, se produjo el incendio en la refinería de petróleos de Escombreras, lo que hoy es Repsol.

En aquel momento, se estaba enviando gas propano a dos unidades de desparafinado y desasfaltado, como se hacía de manera habitual. El problema se desató al producirse una fuga en una tubería que conducía dicho gas y, debido al viento, accedió al horno de la Unidad de Furfural número 1. Ahí se originó la primera explosión, que generó un efecto en cadena y terminó calcinando una superficie de más de 150.000 metros cuadrados.

El incendió obligó a evacuar el poblado de Refinería, donde vivían unas 5.500 personas, y causó la muerte a cinco personas y decenas de heridos.

El fuego duró varios días debido a su inmensidad y quedó extinguido, oficialmente, a las 19.30 del día 8.

Fundado en el año 1903, el diario ABC estableció su redacción en un edificio de estilo neoplateresco y regionalista sevillano que daba tanto a la calle Serrano como a la Castellana de Madrid.

Pero más de medio siglo más tarde, el 26 de abril de 1967, se declaró un incendio que debastó gran parte de las instalaciones. A consecuencia del fuego se hundió parte del techo, quedando así destruidas diversas máquinas.

Los hechos tuvieron lugar en torno a las once de la mañana, cuando las rotativas se encontraban lanzando los cuadernos en color de «Blanco y Negro«. Un operario vertía el contenido de un bidón al deposito de recuperación y, debido a un cortocircuito, el reguero de disolvente se prendió fuego y las llamas se extendieron al resto de bidones. La intensa humareda hizo que se derrumbaran 15 metros de bóveda en la nave de las máquinas, afectando especialmente a la esterotipia.

Aunque esos no fueron los únicos daños. El lateral derecho de la habitación también cedió, mientras que el cuarto del regente, el almacén de rodillos y el de los monos de trabajo fueron arrasados. Además, el operario anteriomente citado resultó gravemente herido, así como uno de los 45 bomberos que intervinieron para sofocar el incendio.

Por suerte, el periodo pudo continuar con su labor diaria gracias a la generosidad del resto de prensa, que compartió sus instalaciones para hacer esto posible.

Fuente:  ABC

El incendio ocurrido el pasado 15 de Abril en la Catedral de Notre-Dame es un suceso que, sin duda, ha conmovido al mundo entero. Pero lo cierto es que en España ya se habían producido algunos de características similares y se ha reabierto el debate sobre la protección de monumentos históricos.

La catedral de Cuenca ha sufrido dos grandes incendios a lo largo de su historia. El primero tuvo lugar en el siglo XV y es el más parecido al de su inspiradora Notre-Dame: Durante una tormenta, cayó un rayo sobre el crucero, concretamente en la torre del Ángel, iniciándose entonces un fuego que destruyó todo el cimborrio.

El presidente de la Fundación Fuego y jefe del servicio de Bomberos del Ayuntamiento de Cuenca, Pablo Muñoz, señaló que esta catedral presenta unas cubiertas de madera semejantes a las de la parisina, aunque se encuentran dotadas de un sistema de detección automática de incendios.

Por otro lado, el 29 de mayo de 1966 se produjo otra tormenta eléctrica tan fuerte que uno de los rayos llegó a prender la cubierta de madera de la Catedral de León. La diferencia con Notre-Dame reside en que la cúpula añadida sobre el crucero de la española había sido retirada y eso evitó el derrumbe de la techadumbre.

Además, la rápida actuación del cantero Andrés Seoane, conocedor de la estructura arquitectónica y los materiales de construcción, hizo que se evitara el uso de agua para apagar las llamas, sino únicamente para contener su extensión.

¿El motivo? Para que las bóvedas de una catedral gótica se sostengan y pensen menos, se usa una piedra porosa llamada toba. Si a este material se le echa abundante agua coge precisamente ese peso y termina derrumbándose.

El 11 de diciembre de 1973, los obreros de Tapicería Bonafonte (situada en la calle Rodrigo Rebolledo del barrio de las Fuente, en Zaragoza) acudieron a su puesto de trabajo a las 8 de la mañana, como de costumbre.

Pero ese día no sería igual que el resto. Poco después de iniciar su jornada laboral, se desencadenó una tragedia: una explosión hizo que todo el local (de unos mil metros cuadrados) se viera envuelto en llamas debido a la cantidad de material inflamable que allí se almacenaba (plásticos, tela, cola, pintura, madera…).

Al tratarse de un sótano sin salida de emergencia, solo podían escapar por la puerta principal, pero las persianas de cierre metálico estaban echadas y no era posible levantarlas a causa de la presión interior generada por la explosión y por el humo.

Bomberos, ambulancias y Cruz Roja acudieron al lugar de los hechos, pero el rescate era extremadamente complicado. Hubo que recurrir a potentes compresores para abrir un boquete en la cimentación del edificio y proceder a la extinción y salvación de los trabajadores.

Lamentablemente, 23 de ellos perdieron la vida.

La noche del 12 de Mayo de 1932 fue una de las noches más trágicas de Valencia. El edificio de la Nau fue devorado por las llamas, perdiendo material de incalculable valor.

En aquel recinto se encontraban situados la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valencia, una biblioteca científica del centro de estudios, el observatorio astronómico (declarado de Utilidad Pública en 1919) y el antiguo museo de Historia Natural (creado a mediados del siglo XIX y considerada la segunda mayor institución patrimonial y científica de España, por detrás de Madrid).

Pasadas las nueve de la noche, cuando ya no quedaban alumnos en la zona, se desató un incendio en el laboratorio de Química situado en el ala sur del inmueble (calle de Salvá) que se extendió por todo el lugar debido a la falta de medios y a una caótica organización. Los bomberos llegaron rápidamente, pero el mal estado de las mangueras y la baja presión del agua no permiteron extinguir las llamas. Esto hizo que profesores y estudiantes de la Universidad se agruparan e intentaran salvar todo lo posible, accediendo a los edificios a través de las ventanas rotas, arriesgando así sus vidas por un bien común.

Por suerte, no hubo que lamentar pérdidas personales, pero sí muchas materiales. Pues de los cientos de miles de piezas que albergaba el museo, solo pudieron recuperarse unas 300. No solo por la actuación del fuego, sino por la posterior tarea de limpieza, cuyas autoridades realizaron con celeridad y sin cuidado. En palabras de Javier Lluch, Director del Departamento de Zoología de la UV, “se lo llevaron todo por delante como si se tratara de piedras cualquiera”.

Fuente: Valencia Plaza

La noche del domingo 7 de julio de 1963, las familias que habitaban en la llamada “Plaza Monumental” salieron alarmadas de sus viviendas cuando se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo y avisaron por teléfono al servicio de bomberos.

Según un periódico presente durante el acontecimiento, las andanadas de Las Ventas comenzaron a arder a gran velocidad, sobre todo las que se corresponden a los tendidos cuatro y cinco, y el fuego comenzó a extenderse en círculo a lo largo de la techumbre y de las galerías de acceso.

Los efectivos que acudieron para apaciguar las llamas se encontraron con escasez de agua, por lo que tuvieron que establecer un servicio en cadena desde la calle Azcona (a un kilómetro de distancia), donde situaron un coche de captación para sustraer agua del canalillo. Casi trece horas después de su inicio, los bomberos seguían luchando contra dos pequeños focos del incendio.

Las llamas devoraron la circunferencia completa, las galerías de acceso y el tejado. Sin embargo, la estructura del edificio resistió y en apenas unos meses la plaza volvió a techarse.

Afortunadamente, no se cobró ninguna víctima y hoy, 55 años más tarde, la Comunidad de Madrid renueva los techos y cubiertas de la plaza de toros para asemejarlos a la construcción original.

Llegado el 8 de Marzo, todo el mundo celebra el Día Internacional de la Mujer. Pero, ¿cómo se propició esta conmemoración? La trayectoría de reivindicaciones es larga, aunque uno de los sucesos acaecidos tuvo especial relevacia.

El 25 de marzo de 1911 se desató un incendio en el edificio situado en la esquina noroeste de Greene Street y la Washington Place de Nueva York, que albergaba en sus pisos 8º, 9º, y 10º la fábrica de camisas de hombre Triangle Shirtwaist.

Varias son las hipótesis sobre la causa de los hechos. Mientras el Jefe de Bomberos aseguraba que pudo provocarse por una colilla mal apagada tirada en un cubo lleno de restos de tela, un artículo del New York Times sugería que podía haberse originado en el motor de una máquina de coser.

Lo que sí está claro es que las 146 personas (123 mujeres y 23 hombres) que fallecieron ese día allí, lo hicieron por la imposibilidad de salir del edificio en llamas debido a la falta de salidas de emergencia y a que las puertas de las escalaras se encontraban cerradas para evitar los robos tan habituales en la zona.

La mayoría de las víctimas eran mujeres jóvenes inmigrantes de Europa del Este e Italia de entre catorce y veintitrés años de edad con pésimas condiciones laborales. Lo que favoreció las reivindicaciones posteriores.

El Teatro Español, creado en 1565 por Felipe II bajo el nombre de Corral del Príncipe como lugar para representar comedias, fue derribado 170 años después construyendo entonces el Teatro del Príncipe. Este no dura mucho tiempo, puesto que en 1806 sufre el primer incendio que lo destruye por completo.

Tras ser reconstruido, cambiar de nombre un par de veces (Teatro Real Español y, finalmente, Teatro Español) y asaltado durante el sexenio revolucionario (1868-1875), en 1887 el Ayuntamiento de Madrid lo vuelve a derrumbar basándose en su mal estado.

El nuevo levantamiento del edificio se produce 8 años más tarde de la mano de Ramón Guerrero, aunque, por desgracia, en 1975 un incendio destruye nuevamente el escenario y parte de la sala.

Afortunadamente, el Teatro funciona hoy en día para el disfrute de todos los ciudadanos madrileños (y de cualquier lugar del mundo).

Hemeroteca
Fuente: Heraldo

Hoy se cumplen 100 años del incendio que destruyó parte de la obra más representativa del arquitecto D. Ricardo Magdalena en Zaragoza: el hermoso edificio que albergaba las facultades de Medicina y Ciencias, en el actual Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, originado en el laboratorio de Química inorgánica.

Se conocen varias versiones acerca de lo ocurrido aquel día, aunque la más verosímil es que uno de los hornos que permanecían encendidos constantemente ardió y el fuego se propagó rápidamente debido a que el laboratorio se encontraba prácticamente forrado en madera (suelo, techo y zócalos).

Los daños afectaron a una quinta parte de la construcción que se erigió en 1893, así como a diversos materiales de alto valor económico (pues se trataba de uno de los laboratorios más completos de España en aquella época). Además, se registraron varios heridos, que fueron atendidos por médicos y alumnos de la propia facultad.

Como reza en una lápida del asalmonado patio de la antigua Audiencia Provincial de Sevilla en la Plaza San Francisco de dicha ciudad, el 6 de Agosto de 1918 se declaró un pavoroso incendio que dañó el edificio e hizo perder casi la totalidad de los documentos judiciales y administrativos. Como consecuencias de las obras de restauración gestionadas por el Colegio de Abogados de la época, la fachada disfruta del aspecto  que observamos hoy.

La citada lápida expone lo siguiente: